A menudo escucharás de algún conocido o amigo que, cuando se atrevió a cambiar de país y empezar una nueva vida lejos de casa, esto le trajo muchas y maravillosas experiencias pero también algún que otro kilo de más. Aunque a menudo, aquellos que se quejan de haber ganado peso, sobrepasan los tres kilos extra de media.
Sin lugar a dudas, a nivel estético, que esto te ocurra, es una completa nimiedad comparado con todo lo bueno que te trae el hecho de lanzarte a vivir una aventura como esta, sin embargo, es también absolutamente comprensible que quieras evitarlo, más que nada, por mantenerte sano y lleno de energía.
Tengo que reconocer que este tema me toca de lleno ya que yo soy el vivo ejemplo de lo que NO hay que hacer cuando sales de tu zona de confort, y voy a explicarte por qué. Salir de tu área de confort no significa olvidarte de las rutinas que tenías en tu vida y rendirte a lo que sea que esté por llegar, como yo, que en 8 meses puse sobre mí, lo que yo llamé “mis extra 12”.
Si hay algo que he aprendido en Australia es a recordarme a mí misma que las rutinas son buenas y mis prioridades seguirán siendo prioridades aquí, en casa o en el último rincón de la Tierra. Es cierto que no es fácil mantener una actitud estricta frente a muchos de los hábitos que tenemos en casa, pero ahí está el quid:
“tratar de encontrar un equilibrio, entre lo que debes y lo que puedes hacer”.
Por ejemplo, yo cogí esos “extra 12” porque en casa seguía una dieta muy restrictiva y tenía una rutina de deporte muy estricta y activa. Sin embargo, cuando pisé Australia, sin dinero, sin trabajo, con esos precios… adopté la postura de “que sea lo que Dios quiera” y por primera vez en mi vida, me alimenté de la comida más barata, que normalmente suele ser también la más procesada. Eso, sumado al hecho de que pasé de una actividad física seis días a la semana, a cero patatero, pues efectivamente, cogí doce kilos, aunque bien podían haber sido veinticuatro.
Estamos de acuerdo en que la mía es una cifra muy alta. Aquí es cuando tengo que confesar que yo padezco de un tema de tiroides autoinmune que me provoca engordar más rápido y en mayores cantidades que a una persona sana. Pero ojo, esto no significa que el mío sea un caso aislado y por eso estoy escribiendo este artículo. Durante mi estancia allí, el tema del peso era bastante común que se tratara ya que todo el mundo había sufrido una ligera o no tan ligera subida. Según uno de mis profesores en la escuela, que de hecho tenía acceso a una muestra de estudiantes mucho más grande que yo, señaló que de media las chicas aumentan en torno a cinco kilos mientras que los chicos apenas tres, aunque en el caso de los varones, la tendencia es a perder peso.
Dicho todo esto, ¿cómo puedes enfrentar el cambiar de vida y de país y que esto no afecte a tu cuerpo ni a tu salud?
Lo primero que tienes que identificar son los factores que te hacen mantener la forma en casa. Busca a fondo y averigua qué alimentación es la que te hace sentir bien y teniendo una lista en la mano, ve al supermercado y establece cuál sería el presupuesto semanal. Quizá durante las primeras semanas de tu experiencia no puedas permitírtelo, pero no desesperes, ese momento llegará. Si aun así tienes problemas para comprar lo que necesitas, te recomiendo acudir a uno de los mercados tan populares. La fruta y la verdura es mucho mejor que en los supermercados y suelen tener mejores precios o hacer ofertas. Si vas poco antes de que empiecen a recoger, encontrarás los mejores precios, aunque quizá ya no quede de lo que necesitabas comprar. En el caso de que lo que necesites sea complementos alimenticios como proteínas, super-alimentos, etc, te recomiendo que hagas pedidos online, ya que en una tienda física, el precio alcanza unas cotas difíciles de asumir.
Por otro lado, respecto al deporte, tengo que decir que los gimnasios australianos son por lo general un poco caros, sobre todo si los comparas con algunas de las grandes súper cadenas low-cost que han florecido por toda Europa. El precio oscila entre los 15-40 dólares a la semana, aunque quizá puedas conseguir algún descuento de estudiante o mediante un acuerdo con tu escuela. Si a pesar del descuento, sigue pareciéndote un precio astronómico, mi consejo es que te plantees mudarte a vivir a uno de los tan conocidos complejos de apartamentos con servicios extraordinarios como piscina, zonas comunes y… gimnasio. Yo lo hice durante el ecuador de mi visa y no podía estar más feliz. El precio solo estaba 5 dólares por encima de mi habitación anterior y sin embargo, podía disfrutar de estos estos lujos a cualquier hora y sin tener que moverme de casa.
Si esta opción tampoco se ajusta a lo que necesitas mi recomendación es que salgas a buscar un parque cercano. Una de las cosas por las que Australia es mundialmente conocida es por la afición de los locales por el deporte al aire libre, por lo que fácilmente encontraras uno cercano ya que los hay a montones y muchos de ellos cuentan con un área deportiva en la que podrás disfrutar del aire libre mientras te ejercitas. Yo lo estuve haciendo antes de mudarme al apartamento con gimnasio y tengo que decir que los equipos están muy cuidados, accesibles y con un poco de imaginación que le eches, puede llegar a convertirse en tu salvación.
Belén G.